Las fiestas patronales de México

Pirotecnia en Culhuacán
Quema del Castillo en la fiesta patronal de Culhuacán. Kiev Murillo

Suele decirse que en México todos los días son de fiesta, algo que no está muy lejos de la realidad, pues a diario, en diferentes rincones del país, se llevan a cabo celebraciones que involucran a poblaciones enteras en algún festejo.

La reunión de toda la comunidad en torno a una festividad, especialmente en las zonas más tradicionales, como son las rurales y los barrios o pueblos originarios de las ciudades, se caracteriza por estar dedicada a un santo patrono, quien es percibido como protector de la localidad. De esta manera es que el nombre de “fiesta patronal” cobra un sentido social.

Pirotecnia, música, y comida, son los rasgos distintivos de una fiesta patronal, en la que todos los habitantes del barrio o pueblo participan brindando ayuda económica o material para costear los gastos de un presupuesto que puede exceder los diez mil dólares.

Cuando se trata de honrar al santo patrono, no existen límites. Es por ello que la comunidad se esmera en realizar una celebración descomunal que sobrepase las expectativas cada año. Por supuesto, todo debe llevar una organización y planificación, es por ello que existen las mayordomías, un sistema de recaudación cuyos antecedentes se remontan al siglo XVI.

La mayordomía

La mayordomía fue instaurada durante la colonización española y adoptó algunos elementos del antiguo modo de vida prehispánico, como el de aportar trabajo gratuito. Esto sirvió para que los españoles obtuvieran mejores rendimientos en el sistema de tributación tal como lo aplicaban los aztecas con los pueblos sometidos a su imperio.

En aquel entonces, tanto autoridades civiles como religiosas, se valieron de ese sistema para sostenerse. Los frailes crearon hermandades, congregaciones, y cofradías que funcionaban como receptáculo de limosnas y diezmos destinados a pagar sus servicios religiosos. También multiplicaron el culto a diferentes santos y, en consecuencia, las fiestas en honor a los mismos para aumentar sus ingresos.

El mayordomo

Aunque inicialmente la mayordomía estaba enfocada en lo administrativo, a la larga pasó a ser parte de una estructura cooperativa para la realización de las fiestas patronales en los pueblos y barrios; fue así como nació la figura del “mayordomo”, quién se encarga de costear junto con su familia la encomienda que se le haya asignado dentro de la festividad.

En una sola fiesta patronal puede haber varios mayordomos, entre los cuales se distribuye el gasto de la celebración; de esta manera, algunos se encargan de la comida, otros de la contratación de bandas musicales, de la pirotecnia, el adorno de los templos, y el pago de las ceremonias religiosas.

Para algunos antropólogos, el ejercicio de la mayordomía en la actualidad, puede ser entendido como un mecanismo de redistribución de la riqueza dentro de las comunidades, pues de acuerdo con este planteamiento, vuelve a empobrecer al que logró ahorrar una suma considerable de dinero para brindarlo a sus semejantes a través de la fiesta patronal.

Quien recibe el cargo de mayordomo se siente honrado, pues conlleva un alto reconocimiento social. Antes de obtener este nombramiento suelen transcurrir varios años, debido a la gran demanda de quienes buscan hacerse cargo de la distinción.

Pero no todo es cuestión de voluntad, para ser mayordomo se deben cubrir ciertos requisitos como ser oriundo del barrio o del pueblo, tener la devoción al santo patrono y el respaldo necesario de la familia para lograr obtener los recursos económicos necesarios.

Todo varón con un sentido de pertenencia bien definido hacia la comunidad, anhela llegar a ser mayordomo, pues es visto como una forma de obtener el respeto de sus congéneres. Esta situación le permite participar al mayordomo y su familia con más autoridad e einfluencia en las decisiones comunitarias a futuro.

Es así como las fiestas patronales de México no solo representan un festejo más, pues conllevan un proceso cultural que se regenera año con año dando un sentido de identidad a poblaciones que, gracias a ello, han mantenido sus usos, costumbres y tradiciones, logrando sobrevivir frente a los embates de la modernidad.